1. ¿Cómo conociste la Naprotecnología?
La Naprotecnología era desconocida para mí hasta hace poco más de 2 años. El 1 de Octubre de 2016 me casé con mi esposa Lina en el Santuario de la Divina Misericordia de Vilnius (Lituania). Desde el principio estábamos abiertos al don de una nueva vida, pero el tiempo pasaba y los hijos no venían. A los pocos meses nos llegó a través de mi cuñada y de mi suegra una noticia acerca del nacimiento de un niño en Lituania gracias a la Naprotecnología. Se trataba de un matrimonio que desde hacía 13 años no podían concebir. Comenzamos a buscar aquí en España alguna página web que nos diera información sobre esta nueva ciencia médica y encontramos la entrada http://naprotec.es. Gracias al número de teléfono de asesoría familiar que allí encontramos pudimos contactar con Venancio y Jordina que nos informaron sobre el Modelo Creighton y la Naprotecnología, así como de los recursos de profesionales que había en España. Nos pusieron en contacto con la Dra. Helena Marcos (Médico de Familia y Médico Consultor en Naprotecnología) y comenzamos a hacer un camino personal y matrimonial de reconocimiento de la fertilidad y de monitorización de la salud.
2. Formarse como especialista en Naprotecnología, ¿es una especialización más o una vocación?
Yo tengo una formación médica especializada como Médico de Familia. Y me dedico a ello en un consultorio local de la Gerencia de Alcázar de San Juan (Ciudad Real). El haberme formado como Médico Consultor en Naprotecnología no lo considero exclusivamente como una especialización más. Para mí no es un “añadido curricular” (como podría ser el realizar un máster en Medicina de Urgencias o en Cuidados Paliativos). La Naprotecnología y el Modelo Creighton tiene su origen en una fuente magisterial que está centrada en el servicio a la persona y en la defensa de la vida humana: la encíclica Humanae Vitae del Papa San Pablo VI. Beber de esta fuente es poner por delante de muchos otros intereses la entrega y la dedicación a la persona humana, a los matrimonios, a la defensa de la dignidad de la mujer y del no nacido.
En concreto, tanto mi mujer Lina (que está realizando la formación de Practitioner del Modelo Creighton) como yo (que he finalizado la formación como Médico Consultor en Naprotecnologia) hemos entendido con el tiempo que Dios nos llama a ofrecer nuestro tiempo, nuestra casa, nuestro estudio y nuestra vida al servicio de los matrimonios con problemas de infertilidad o de otros problemas de salud reproductiva. Así entendemos nuestro matrimonio como una vocación familiar al servicio de la vida.
3. ¿Cuánto tiempo tarda en formarse un médico de Napro?
La formación como médico en Naprotecnología tiene una duración aproximada de 12 meses. El programa consta de 2 periodos teóricos (EP I y EP II; Education Phase) en los que hay que asistir a clases presenciales por un espacio de 8 días. Al menos uno de estos dos periodos hay que realizarlo en Omaha, Nebraska (EEUU) por lo que hay que viajar allí obligatoriamente al menos una vez. Posteriormente hay un periodo práctico supervisado (SP; Supervised Practicum) en el que se realizan toda una serie de tareas, charlas de difusión a colegas médicos, residentes o enfermeras y un examen para el certificado final.
Todo el material de libros y manuales es enviado al domicilio particular y hay que estudiarlo antes del EP I y del EPII. Dentro de estos periodos teóricos hay evaluaciones que es necesario superar. Y, por último decir, que toda la formación se desarrolla en inglés.
4. ¿Por qué es necesario viajar a Estados Unidos?
Toda la investigación que desarrolló el Método Creighton y la Naprotecnología comenzó en 1976 y fue llevada a cabo por el Dr. Thomas W. Hilgers, MD. En 1985 inauguró en Omaha, Nebraska (EEUU) el Instituto Papa Pablo VI para el Estudio de la Reproducción Humana. Es muy emocionante poder escuchar al fundador de todo este método, entrar en contacto directo con las personas que han llevado a cabo un trabajo tan humano y tan divino, conocer de primera mano el propio Instituto. Es como volver al hogar familiar. Cuando vas entrando en los conocimientos, la enseñanza, la ciencia y la investigación, la humanidad que encierra el método, etc… te conviertes como en miembro de una gran familia. Casi sin darte cuenta te haces “hijo adoptivo” de esta familia. Viajar a Estados Unidos (teniendo más o menos conocimientos de inglés) es como volver al hogar familiar.
5. ¿Qué has descubierto como novedad que no sabías de tus estudios previos?
En primer lugar tengo que apuntar un primer aspecto: la Naprotecnología es una nueva ciencia de salud femenina, que monitoriza y mantiene tanto la salud reproductiva como ginecológica de la mujer. Pero no es sólo un abordaje centrado exclusivamente en la ginecología y obstetricia, sino que amplía la mirada para englobar también al varón (especialmente en los problemas de infertilidad y esterilidad). Y abre mucho más su campo de acción para no centrarse exclusivamente en el aspecto físico masculino o femenino, sino que realiza un acercamiento holístico o global de la persona humana y del matrimonio en aspectos psicológicos, sociales, comunicativos, espirituales o afectivos.
En segundo lugar, la Naprotecnología ha sido para mí encontrar una solución real a un problema real. En concreto ante el problema creciente de la infertilidad o de esterilidad que sufren muchas parejas. La medicina reproductiva actual tiene un enfoque destructivo, supresivo y separador del carácter procreativo y unitivo del acto conyugal. La anticoncepción, por ejemplo, se queda sólo con el carácter unitivo del acto conyugal. Las técnicas de reproducción asistida se quedan sólo con el carácter procreador del acto conyugal. Cuando hablamos de Naprotecnología tenemos todo lo contrario. La Naprotecnología es cooperativa con la vida, es decir, ayuda a que la fecundación ocurra de modo natural y en el entorno más favorable posible dentro de un acto conyugal. Además, la Naprotecnología ayuda a construir familia. Porque en el caso de que no se llegue a concebir de manera natural hay que hablar a los esposos de la riqueza de su fecundidad matrimonial, de la posibilidad de la adopción y del concepto de paternidad y maternidad espiritual.
6. ¿Por qué es necesaria la Naprotecnología en España? ¿Qué futuro le ves?
En la respuesta anterior he comentado cómo la Naprotecnología está orientada a construir familia. ¿Qué podría aportar este enfoque en nuestra España actual? Pienso ahora sólo en algunas realidades o situaciones sociales que estamos viviendo.
El capitalismo, al igual que el marxismo, ha levantado una guerra con la familia. Le interesa aislar individuos para manipularlos más fácilmente. Y todos sabemos lo que supone una familia unida e intacta: establece vínculos, te da raíces, te desprende del yo salvaje, egoísta y consumista.
Por otra parte, ha entrado en nuestros ambientes educativos, familiares, laborales, políticos, etc… una nueva ideología que desvincula el amor, entendido como mero sentimiento y apetencia, de la verdad sobre el cuerpo humano, sobre el hombre y sobre su vocación a la entrega: es la ideología de género. Debemos tener una gran capacidad reflexiva para descubrir ese gas invisible, inoloro e insípido que se ha colado por nuestras ventanas.
Y por último, el amplio uso de la anticoncepción. Tanto con fines de evitar un embarazado, como si de una enfermedad se tratase, como con la finalidad de tener licencia sexual en una sociedad cada vez más hipererotizada. La sociedad en general y los padres en particular, parece que hemos renunciado a educar en el verdadero significado de la sexualidad. A diferencia de otros aspectos importantes de la convivencia en los que sí nos atrevemos a decir: esto está bien y esto está mal (por ejemplo: “ponte el cinturón de seguridad”, “no corras con el coche y ten cuidado”), en nombre de una falsa libertad hemos renunciado a una sana educación afectivo-sexual de nuestros jóvenes y mayores.
Estos tres aspectos ideológicos son sólo un esbozo de lo que vivimos actualmente en España. Pero, gracias a Dios, el Modelo Creighton y la Naprotecnología dan una respuesta adecuada a los ideales que en el fondo laten en el corazón de toda persona: la entrega de sí mismo a los demás como proyecto de vida, la unión matrimonial hasta que la muerte nos separe como sentido de todo, la dignidad de la persona y especialmente de la mujer, el respeto por la vida humana desde la concepción, cooperar con el ciclo de la mujer, tratar de manera eficiente y respetuosa posibles problemas de salud, etc…
Se puede llevar a cabo una verdadera revolución social si cada vez más profesionales sanitarios y no sanitarios se van formando en este campo. Y si muchos matrimonios, jóvenes y hasta adolescentes despiertan su conciencia para apreciar su fertilidad y su dignidad como personas según el plan de Dios.