Claudia y Álvaro, Perú
Somos la familia Bellido Dávila, y vivimos en Lima (Perú). Tenemos 8 años de casados y desde hace 6 años, aproximadamente, venimos intentando concebir y aún seguimos en ese camino. Nos enteramos por primera vez de la Napro a través de un artículo que salió en la página de la Universidad de Piura donde había estudiado. Al ser una universidad católica nos sorprendió que dieran a conocer una técnica nueva de la que nunca habíamos escuchado, y que esté de acuerdo con los principios que defiende la Iglesia Católica. No es hasta unos años después (luego del agotamiento emocional de haber pasado por diferentes ginecólogos tradicionales cuya única solución era proponernos técnicas de reproducción asistida) que decidimos probar con la Naprotecnología.
Contactamos con Naprotec vía Facebook, nos atendió uno de los orientadores y nos facilitaron el camino también atendiendo a la distancia y las posibilidades económicas del momento. Nos derivaron con una monitora del Modelo Creighton, Lina. El Modelo Creighton era algo totalmente nuevo para nosotros, ya habíamos tenido seguimiento con los métodos Billings y Sintotérmico, pero nos vino como una novedad. Después de avanzar con el Modelo, empezó el seguimiento médico el Dr. Melgar, marido de Lina. Fue obra de Dios que en este camino conociéramos a Lina y Anselmo, dos ángeles para nosotros.
A través de ellos y de la Naprotecnología, pudimos descubrir muchas cosas, entre ellas: yo (Claudia) tenía un déficit de vitamina D, de progesterona, que mis ciclos estaban siendo afectados por muchas emociones, mucho estrés. Con los estudios que le realizaron a mi esposo Álvaro, pudimos saber que era propenso a ser diabético y debía ordenar un poco más su alimentación y tomar por un buen tiempo medicina para controlarlo. En realidad, ambos logramos conocer más sobre nuestra fertilidad, nos ayudó a solucionar muchos índices que estaban totalmente desequilibrados en ambos. Nos hicimos varios análisis, muchos eran nuevos para nosotros y muy enriquecedores porque nos mostraron las causas de nuestra infertilidad que antes no las habían detectado.
El seguimiento con Lina y Anselmo, nos permitió compenetrarnos más como esposos, como matrimonio católico, porque no sólo importaban los exámenes y la medicina, sino también el hecho de acompañarnos mutuamente en estos estudios y conocer más de nuestros cuerpos, así los resultados no sean alentadores, por lo menos ya sabíamos las posibles causas en nuestra infertilidad.
Gracias a la Naprotecnología llevamos, en pareja, un control del ciclo menstrual. Esta metodología facilita a los esposos comprender más aún en los días cruciales para nosotras, eso generó un compromiso de pareja. Hemos podido aplicar una técnica que no va en contra de nuestras creencias, y así aunque no podamos concebir aún, nos ha permitido fortalecer nuestro amor, nuestra unión y recordar que es un camino de dos, un sufrimiento purificador.